Juguetes de mi infancia

abril 06, 2016

¡HOLA A TODOS! Bienvenidos un día mas a Pedacitos de Tania.
Hoy os traigo una entrada de esas que os gustan tanto, esas entradas de recordar. Y yo, os voy a decir cuáles fueron algunos de los juguetes de mi infancia.

Empezamos con la Game Boy y el Tamagochi. Yo, sólo tenía un juego en la game boy, porque eran muy caros, y el único que juego que teníame duró muchísimos años, (no como ahora que los cds se rayan) y era el Don King Kon. Me acuerdo de que tenías que salvar a la princesa esquivando barriles, luchando contra pirañas y escalando escaleras y lianas.
El tamagochi, tan apreciado por las niñas de mi época, era unos bichitos que tenías que alimentar, limpiar, mimar... lo que viene siendo un hijo, vamos, era todo un logro que no se te muriera a la semana de comprarlo. Yo, se lo daba a mi madre cuando me iba al cole para que lo cuidara, y siempre se acababa muriendo porque mi madre no le hacía ni caso. Pero, lo que mi madre no sabía es que tenían el botón de reset... ¡Cuánto dinero malgastado!


Después está el tema de los chupetes.. por lo menos aquí, en Coruña, estaba muy de moda llevar los chupetes en el cuello, y cuántos más llevaras más guay eras. Nosotras teníamos un montón de ellos y con muchos colores, yo tuve uno que brillaba en la oscuridad.
Yo les llamo pega-pega, porque no me acuerdo de como se llamaban en realidad. Mi madre les tenía mucho asco, y yo siempre se los lanzaba a la cara para que me gritara y pusiera esa cara de grima. Lo había en muchas formas y colores, pero igualmente, con el tiempo se acababan rompiendo, o estaban tan asquerosos (porque se le pagaba todo) que mi madre siempre me los tiraba a la basura.
Estuve muchos años pidiendo el proyector de Mickey por reyes, y al final lo conseguí, aunque me aburrí pronto de él. Era bastante chulo porque me montaba mis peliculas, y hacía miles dibujos que después le iba regalando a la peña por ahí.
El diseña tu moda, o como se llamara, fue uno de mis juguetes preferidos, aunque también me cansé muy pronto de él. Era un armatroste redondo, tú ponías un folio encima, bajabas la tapita de seguridad para que el folio no se moviera, y le pasabas una cera por encima... y ¡listo! habías diseñado tu propio look.
Me acuerdo de los gogós como si fuera ayer. Yo tenía un estuche enorme de color verde y rojo, y los almacenaba allí. Los tenía de todas las formas, colores, y sí.. también brillaban en la oscuridad. Recuerdo que ya no me cabían más, pero yo aún así seguía pidiendo. Cuando pasó la moda, se los regalamos a otra niña más pequeña que yo, y ella los siguió disfrutando.
Y que me decís de los caramelos! ¿Quién no se acuerda de esos caramelos? Creo que en algún lado todavía se venden. Yo me acuerdo que cada vez que iba al super con mi abuela, siempre, siempre, siempre, me enfadaba porque me decía que ya tenía muchos.
Los tazos de Pokemon. ¡Cuántas veces me habré enfadado cuándo decían que los tenías trucados!!! ¿Cómo mierda se trucaban? Doblándolos un poco? Aún así, nos montabamos divertidas batalles campales en el "patio andaluz" del cole. Eran momentos épicos.
Y ahora, os voy a contar mi gran historia de amor-odio con los Furbys. Yo amaba a mi furby, vale? Lo quería como a nada más en el mundo. El problema, fue cuándo empezó a hablar. Yo tenía que ir al cole, y por alguna extraña razón, no quería que mi furby estuviera solo, así que se lo dejaba a mi abuela. ¿Sabéis qué aprendio a decir? Pues sí! El nombre de mi abuela, y el mio no. El mío nunca lo dijo. Y en ese momento, me dejó de gustar. Todavía duele.

¿Os acordáis del Cocolín/Cocoliso u otras variedades de ese bebé tan mono con ese rizo en la cabeza que cagaba y meaba? Pues sí, yo tambien lo tuve, y el primer día que me lo regalaron lloré. Y no, no lloré de emoción. Os explico. Yo estaba dándole de comer a ese muñequito tan mono, que no me acuerdo de como se llamaba. Entonces, de repente, en mi brazo, veo un líquido marrón.. tiré el muñeco y fui llorando a junto de mi madre diciéndole que se había hecho caca. Desde ese momento ya no lo ví con buenos ojos.
Yo conocí a las Betty Spaguetty gracias al happy Meal de McDonalds, que las regalaba, y sinceramente eran muñecas que me gustaban un montón aunque ahora mismo no entiendo el por qué. Lo que sí que recuerdo es que mi vecina tenía a la muñeca negrita, y yo la quería, (porque ya sabéis que yo tengo alma de negra y me encanta el color de piel) el caso, es que a mí nunca me tocaba. Al final se acabaron y mcdonalds dejó de regalarlas, y nunca tuve a mi  muñeca negrita.
Tuve miles de juguetes, mis padres siempre intentaban darme lo mejor, y tuve muchísimas cosas por capricho, no por necesidad, y estoy muy agradecida por ello. Pero creo que estos juguetes fueron los que más me marcaron.
Tengo miles de anécdotas más para contaros, pero será en otra ocasión.
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